Ninguno de los reyes se atrevió a comentar lo que había visto, por temor a que el awó fuera amigo de la muerte o tuviera algún pacto con ella, y penetrase en su tierra de Ará Ifé Ocha.
Obatalá, al ver la confusión, se apareció y les dijo: "Yo descubro lo bueno y lo malo por ser hijo predilecto de Olofi y su intermediario entre ustedes y El. Comprendo que no se atrevan a decir lo que piensan pues temen a este sabio, quien puede ser amigo de la muerte y también de Oggún y Ochún". Obatalá, elevando los ojos al cielo, declaró: "Como no han sido capaces de unificarse en la tierra por la ambición del poder, vengo con los 16 rayos de sol que Olofi me entregó para lograr ésa unidad. Esta es la casa sagrada de Ifá, la cual ustedes no han querido reconocer por no llevar nombre de reyes, donde viven Olofi y el sabio, que es Orula. Este es el único a quien la muerte obedece en la Tierra". Orula saludó con todo respeto a Obatalá y registró, saliendo el oddun Ogbe Fun, donde se unen las semillas verdes y amarillas. El verde de su identidad y el amarillo de la de Ochún, indican dónde el oro, la sangre y la vida constituyen la mitad del mundo. Las semillas negras con la cadena representan a Oggún, quien significa, por mandato de Olofi, la muerte. Por eso no moría nadie en Ará Ifé Ocha; y mandó a colocar detrás de la puerta de la casa una bandera blanca.
Orula explica que, al lograr la unificación de todos ellos, se les entrega el idefa, manilla de semillas verdes y amarillas, para que se protejan de la muerte.
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