En los principios de los tiempos, los Orishas residían en el Cielo. Abajo del cielo solo existía el agua primordial.
Olorun le dió a Oshanlá (Obatalá) una cadena, un poco de tierra dentro del caracol de una babosa, una gallina de cinco dedos y la directriz de crear la Tierra. No obstante, cuando se acercó a las puertas del Cielo se entretuvo con una gran fiesta que llevaban a cabo otros Orishas.
Estos al ver a Oshanlá, le ofrecieron un poco de vino de palma para beber, a lo cual Oshanlá no mostró la menor resistencia. De tanto beber se quedó durmiendo.
Al ver esto su hermano menor Oduduwa, quién había escuchado el mandato de Olorun, recogió los ingredientes que tenía Oshanlá y trajo un camaleón a los límites del Cielo y la Tierra.
En ese lugar Oduduwa bajó por la cadena, depositando la tierra encima del agua y a la gallina para que la esparciera. Inmediatamente, la gallina dispersó la tierra en todas direcciones.
Una vez había bastante tierra, Oduduwa depositó al camaleón para probar su firmeza. Al ver que el camaleón pisaba firmemente, Oduduwa bajó de la cadena pisando su nueva creación: Ilé-Ifé, lugar donde reside su santísimo altar.
Cuando Oshanlá despertó, se dio cuenta que su trabajo fue completado. Viendo esto, se convirtió en tabú el beber vino de palma para todos los devotos de Oshanlá.
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