Cangrejo salió por la noche a avisarle a todos que había conseguido de Olofin repartir las cabezas. En esta tarea le sorprendió el día muy distante de la casa de Olofin, y a medida que iban llegando la gente y los animales, les iban poniendo su cabeza; pero Cangrejo llegó tarde y no fue posible que le pusieran su cabeza, pues ya se habían acabado.
A pesar de que Cangrejo fue el primero que supo del reparto de cabezas, no alcanzó y ese fue su castigo por no atender sus asuntos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario