Oke tenía una siembra de maíz muy productiva, pero alguien le robaba por las noches cuando él dormía.
Cansado de que sus siembras fueran diezmadas por un ladrón, llamó a Eleguá y le ofreció ekú, eyá y aguadó para que le vigilara el sembrado y le dijera quién era el ladrón.
Al día siguiente, Eleguá le dijo que por la noche el rey había venido a con un saco y le había robado el maíz. Oke se quejó a Olofin, el que dictaminó que el rey debía restituir lo robado y entregar todo el dinero que Oke le pidiera. Así Oke se convirtió en un hombre muy rico y llegó también a tener su propio reino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario